domingo, 26 de julio de 2015

Agua de nube: a unos los baja y a otros los sube. Baigorri y la historia de la máquina de hacer llover

     Como no podía ser de otro modo, todos los miembros del staff de Bombilla Tapada tienen una ciega fe en la ciencia. Hombres de letras y claustros. De pluma y biblioteca. De punto y banca. Estos catedráticos escogidos de entre los mejores disponibles abjuran de cualquier cosa que no pueda demostrarse por medio de teoremas, método científico y tesis. La imágenes religiosas, de cualquier origen que sean, están prohibidas en el ámbito del blog a no ser que sean estudiadas como hecho artístico o cultural y no como vehículo de adoración. Lo paranormal es atacado con más furia que inteligencia por estos verdaderos paladines del razonamiento.

     De vez en vez y a modo de ejercicio intelectual alguno de los catedráticos propone buscar argumentos científicos para rebatir creencias populares carentes de sustento tales como la lectura de manos, los horóscopos o el impedimento intestinal que le ocurre a los caninos domésticos al momento de entrelazar los dedos índices en forma de gancho uno con el otro. Pero a veces el caso está tan en el límite entre la ciencia y la superchería que resulta difícil reconocer de cual de ambas cosas se trata. La tirada de cuerito, el mal de ojo, la aparición nocturna del Cuco ante aquellos infantes que se nieguen a beber la sopa son tópicos de discusión usuales entre nuestros catedráticos. Pero como suele ocurrir habitualmente alguien, en este caso nuestro experto en Biología Abisal, presenta un tema que es desconocido para el resto del plantel y eso de por si merece el comienzo de una investigación multidiciplinaria y su publicación en el blog, cosa con la que cumpliremos en este acto. Vengan por aquí, hablaremos del Ingeniero argentino Juan Baigorri Velar y su máquina de hacer llover. Traigan impermeable y paraguas para el caso en el que funcione.

      Consolidado el uso de la corriente eléctrica tanto para iluminación como para la fuerza motriz, el siguiente juguete de los científicos de la primera mitad del siglo XX eran las ondas electromagnéticas. Para un observador externo era una cosa sobrenatural. No se ven, no necesitan de cable ni siquiera de aire para propagarse, actúan a distancias enormes viajando a la velocidad de la luz. Hoy estamos acostumbrados a los celulares, los controles remotos, la radio y la televisión pero provocar esa acción a distancia, en aquella época, parecía cosa de magia.





Baigorri y su aparato
      Jugando con esas cosas estaba el ingeniero geofísico Juan Baigorri Velar en 1926. Había nacido en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos pero se recibió en la Universidad de Milán, en Italia. Por su profesión, el ámbito natural de trabajo era mayormente la exploración petrolera y minera y de hecho el ingeniero Baigorri había trabajado en diversas compañías que se dedicaban a ese tipo de negocio. Estaba experimentando con cierto aparato de su invención que tenía por objeto descubrir metales en el suelo aprovechando su conductividad magnética. Sin embargo, a decir de él mismo, con molesta frecuencia debía interrumpir sus tareas al aire libre a causa de la lluvia. Baigorri comenzó a sospechar que el funcionamiento de su aparato y la lluvia no eran cosas aisladas.


General Mosconi
      En 1929, Enrique Mosconi, militar, ingeniero y primer presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales lo convoca a trabajar en la compañía en virtud a su experiencia en el área de prospección de terrenos. Baigorri entonces, deja de dar vueltas por el mundo y se radica definitivamente en la Argentina. Vivía en ese entonces con su familia en el barrio de Caballito, pleno centro geográfico de la capital. Paralelamente a su trabajo en YPF nuestro ingeniero seguía estudiando la relación entre su aparato (del tamaño de una TV de 14 pulgadas de las de tubo con algunas perillas y diales, operada a batería y con dos notorias antenas exteriores) y la lluvia. Una mañana recorre la Avenida Rivadavia (para los que no conozcan dicha avenida arranca en pleno centro de la Capital Federal y la cruza completamente de Este a Oeste a lo largo de 35 kilómetros internándose fuera de los límites de la ciudad) altímetro en mano y determina que Villa Luro es el punto más alto de su recorrido. Vende entonces su casa de Caballito y se muda a la esquina de Falcón y Araujo en barrio mencionado. La casa elegida no solo se encontraba según sus mediciones en el lugar más adecuado sino que contaba con un hospitalario altillo, ideal para sus experimentos.

      En 1938 se presentó en las oficinas del Ferrocarril Central Argentino. Bueno, lo de Argentino es una forma de decir, dado que en esos tiempos el tendido ferroviario nacional estaba montado, administrado y explotado por ingleses. De hecho el gerente de la empresa, ante el cual Baigorri solicitó una entrevista, era un sujeto inglés de apellido MacRae. Baigorri fue al grano, le indicó a MacRae que él contaba con un dispositivo capaz de hacer llover. Probablemente el inglés pensó: Si este tipo está en lo cierto esto sería el logro más grande de la ciencia hasta el momento, y si se trata de un chiflado habremos invertido solamente el costo de un pasaje. Abordaron días mas tarde uno de los trenes Baigorri y su aparato en compañía de Hugo Miatello quien se desempeñaba como Jefe de Fomento Rural de la empresa y quien oficiaría de informante luego ante MacRae.

      Astutamente MacRae le proveyó a Baigorri y su aparato pasajes hacia la localidad de Pinto en la provincia de Santiago del Estero donde, según los registros, no llovía desde 1935. El 22 de diciembre de 1938 el ingeniero conectó su aparato, direccionó las antenas, movió algunas de sus perillas y a decir de Miatello posteriormente, casi de manera instantánea el seco y sofocante viento del norte cambió por uno de dirección este. La máquina se mantuvo funcionando durante 55 horas (era un caso difícil, hacía 3 años que no llovía) al cabo de las cuales se desató una lluvia de 60 mm. Nada mal para una provincia que recibe unos 800 mm de promedio al cabo de todo un año completo. Al parecer, Miatello cursó la información mediante telegramas a su jefe porque al llegar el ingeniero Baigorri a la estación de Retiro, en Buenos Aires una multitud lo llevó en andas por las calles. A partir de ahí se lo conoció como el "Mago de Villa Luro" y comenzó a dar entrevistas para múltiples diarios y revistas tanto nacionales como extranjeras. Entre sus visitantes se encontró un ingeniero estadounidense quien ofreció comprarle la patente del invento a lo que Baigorri respondió que de ninguna manera exportaría su creación. Como argentino pretendía que su aparato beneficiara principalmente a su país.

     Entre tanto homenaje y felicitación apareció una voz discordante. Se trataba de Alfredo Galmarini, Director de la Oficina Nacional Meteorológica. Galmarini no solo no dio crédito al procedimiento de Baigorri sino que sugirió que en lugar de haberlo presentado el 22 de diciembre debió haberlo pospuesto para el 28, como broma del Día de los Inocentes. Sostuvo que la lluvia había sido predicha en tiempo y forma por su dependencia aún antes de la llegada del Mago de Villa Luro a la provincia de Santiago del Estero. Por otra parte explicó que las condiciones meteorológicas que desencadenaron la lluvia eran consecuencia de procesos atmosféricos que habían dado comienzo a 1.500 kilómetros de allí de modo que si ese aparato de mínimo tamaño y poder fuera capaz de influir de tal modo en la meteorología, con uno más grande o una serie de ellos trabajando en conjunto debería ser posible provocar un nuevo Diluvio Universal.

       Baigorri no se amilanó y se auto desafió a provocar una lluvia para el 2 de enero próximo. Un par de días después Galmarini recibió en su oficina un ahusado paquete con una tarjeta personal. Se trataba de un regalo de parte del ingeniero. La tarjeta decía: "Para que lo use el 2 de enero a la madrugada" y dentro del paquete había un previsible paraguas. Algunos vecinos se acercaron a la verja de la casa de Araujo 105 para preguntarle si no podía posponer su lluvia, dado que temían que les aguara el festejo del Año Nuevo. Otros simplemente se acercaron a vivarlo al son de: "Que llueva/que llueva/Baigorri está en la cueva/ Enciende el aparato/ y llueve a cada rato". El pronóstico meteorológico emitido el 1º de enero de 1939 anunciaba: Nubosidad variable con probabilidad de chaparrones y tormentas eléctricas aisladas. Los 3 millones de habitantes de la ciudad, para ese entonces, se la pasaron todo el día de Año Nuevo mirando el cielo a la espera de las señales del trabajo del ingeniero. Cuando comenzó a oscurecer aparecieron unas nubes en el cielo, que a medianoche ya eran un manto que impedía ver las estrellas. A eso de las 2 de la mañana comenzó tímidamente a llover, con esos gotones típicos de las lluvias de verano. Para las 5 de la mañana un temporal de viento y lluvia castigó severamente a la ciudad. Galmarini se negó a hacer ningún tipo de declaración a la prensa.

      Un mes después es convocado de urgencia a la localidad bonaerense de Carhué, a unos 530 kilómetros al sudeste de Buenos Aires. El lago Epecuén, su espejo de agua, se encuentra virtualmente seco. Los días 7 y 8 de febrero de ese año, aparentemente a instancias de Baigorri, llueve de tal modo que el citado lago desborda.  Inexplicablemente Baigorri parece olvidarse de su invento y vuelve a la actividad geofísica para la que había sido contratado por YPF. Recién tenemos noticias públicas de él 12 años más tarde, en ocasión de una gran sequía en la provincia de Córdoba. Raúl Mendé ministro de Asuntos Técnicos de Perón recuerda las lluvias aparentemente provocadas por don Baigorri y lo manda a llamar. Como consecuencia de su aparente labor el embalse del Dique San Roque, a causa de las lluvias, llegó a una altura de 35 metros siendo que su profundidad media es de 16. Otros éxitos se sucedieron en San Juan y La Pampa.

Baigorri y su aparato cerca de 1970
      Ante esta aparente realidad uno se pregunta ¿Por que el Gobierno Nacional no contrató nunca oficialmente a Baigorri Velar y su "pluviógeno" tal como se había dado en llamar el aparato. La explicación se encuentra tangencialmente en otro post de Bombilla Tapada (http://bombillatapada.blogspot.com.ar/2013/10/de-austria-monte-grande-un-chiflado-en.html ). El gobierno de Perón había metido la pata hasta la ingle hacía unos años con un supuesto científico nuclear austríaco cuya historia se cuenta en el link de más arriba. Antes de homologar oficialmente los logros de Bairgorri se le exigía una explicación detallada del funcionamiento y pormenores técnicos de su máquina. Pero el ingeniero se negaba tozudamente a explicar nada mas allá de unas vanas generalidades.

Multitud frente a su casa
    Baigorri se recluyó en su casa de Villa Luro y no se conocen sus pasos hasta una fugaz reaparición en 1970. Esta vez quien lo convoca es el Uruguay, por una brutal sequía en el Río Negro. Por mucho que Baigorri lo intenta, se niega pertinazmente a llover. Baigorri reclama el pago convenido de todos modos. Los uruguayos se niegan a hacerlo; no lluvia, no dinero. Baigorri les entabla una demanda judicial. Desconocemos si el Código Civil uruguayo contiene alguna cláusula acerca de las promesas de lluvia incumplidas.

      La muerte sorprende a Juan Baigorri Velar a los 81 años el 24 de marzo de 1972. Nunca se encontró ni la máquina, ni anotaciones, ni planos. Es más, la casa de Araujo 105 ha sido demolida hace unos meses por lo que ya no queda ninguna esperanza no solo de reproducir los experimentos sino tan siquiera de conocer si realmente funcionaba.

      Mientras tanto solo nos va quedando el rústico recurso de calzarnos nuestros taparrabos de plumas y ponernos a bailar al rededor de un tronco de modo de convocar a los espíritus de la lluvia a que vengan a darnos una mano cuando lo necesitamos.






Que anden bien.

domingo, 19 de julio de 2015

Le haré una oferta que no podrá rechazar o Die Dreigroschenoper

      Entre los considerandos que el Consejo Supremo presentó al aprobar el protocolo para la construcción y montaje de la nueva sala audiovisual se encontraba la apreciación de que el visualizar obras de arte, cine, ópera o ballet de manera conjunta, fomentaría la camaradería entre los miembros del blog. Pero desafortunadamente esta expresión solo quedó en el deseo. Toda vez que más de un catedrático acude a la sala surgen polémicas acerca de aquello que se está viendo y oyendo. Que la versión de Karajan es mejor que la de Mehta. Que el color de la voz de Beniamino Gigli no puede compararse con el de Pavarotti. Que Mirtha es más diva que Susana, y cuestiones por el estilo.

     Esencialmente las discusiones tienen como objeto la comparación de distintas versiones del mismo hecho artístico. Muchas veces las convicciones de cada uno son sostenidas con tanta vehemencia que lo que comienza como una confrontación de pareceres termina con empujones e insultos. Justamente esa mañana dos de los mas entusiastas defensores de sus propios gustos personales disputaban en una larga discusión acerca de cual era el tema musical que más versiones había tenido. El uno optaba por Yesterday de los pelilargos Beatles. El otro por My Way adjudicada a Paul Anka pero que en realidad está inspirada en una canción francesa. Todo amenazaba como a menudo a irse de las manos (o a las manos) cuando nuestro especialista en Historia Universal del Arte mencionó un hecho curioso. Existe una ópera que tiene múltiples versiones y que aún conservando el guión original, hay que hacer bastante esfuerzo para reconocer que, particularmente su tema principal, se trata de el mismo. Vengan que se los contamos con mayor detalle. Empezamos en Alemania, en 1928.

      Ya en el siglo XVIII existía en Inglaterra un género musical a mitad de camino entre la música popular y la ópera. Tomaba de la primera la ausencia de grandes orquestas reemplazadas por pequeños grupos musicales, conservaba de la ópera el hilo conductor de la música y el canto para desarrollar la historia y era conocido como "ópera de baladas".  Normalmente utilizaba melodías populares o folklóricas de modo que los espectadores pudieran tararear los temas, dado que los conocían de antemano, aún durante la ejecución de la obra. Una muy popular se llamó la Ópera del Mendigo. Su argumento no hacía, como la ópera convencional, referencia a guerreros nórdicos ni a amoríos de princesas y nobles, sino que presentaba una escena urbana con ladronzuelos, bellas señoritas y políticos y policías corruptos. Su personaje central, el ladrón, llevaba en nombre de Macheath.

Bertolt Brecht
      En 1928 en la Alemania de post Primera Guerra y pre Segunda el dramaturgo Bertolt Brecht toma el argumento y con música de Kurt Weill la presentan en Berín. El protagonista sigue siendo en mendigo ladrón Macheath, salvo que ahora se llama Mackie Messer. El argumento es más o menos así. Mackie es un mendigo y ladrón del Londres pre victoriano que "trabaja" de manera independiente. El problema es que un tal Peachum tiene bajo su ala a todos los otros ladrones y mendigos de la ciudad y como Mackie se niega a trabajar para él, le tiene algo de inquina. Para empeorar las cosas la hija de Peachum, de nombre Polly se enamora de Macheath y se fuga de la casa paterna para casarse con él. Peachum se pone en contacto con Tiger Brown, el jefe de la policía quien le debe más de un favor para pedirle que detenga a Mackie e impida la boda con su hija. Brown los busca y encuentra en un granero pero, la previa amistad y negocios conjuntos de Messer y Brown impiden que la policía actúe en contra de el ladrón. Peachum amenaza con generar un gigantesco escándalo en la ciudad con sus mendigos el próximo día de la asunción de la Reina Victoria, lo que le costaría el puesto como Jefe de Policía a Brown con lo cual a éste no le queda más remedio que detener a su amigo Mackie. Cuando todo parece perdido, con cadalso construido para su ejecución y todo, un mensajero de la reina llega no sólo a perdonarle la vida a Macheath sino a concederle un título de nobleza, un castillo propio y pensión vitalicia.

      La obra lleva por tìtulo "La ópera de los tres centavos" aunque el original en alemán es como todo el idioma, impronunciable. De inmediato se convierte en un éxito. La sociedad alemana del momento reconoce como propios a todos los personajes, incluido al corrupto jefe de policía. El personaje de Polly Peachum está a cargo de la popular actriz y cantante Lotte Lenya a la sazón (siempre quise utilizar el inciso "a la sazón") esposa de Kurt Weill, el autor de la música de la obra. Pero todo se acaba el 30 de enero de 1933 con la llegada de Hitler al poder en Alemania. El partido Nazi no estaba dispuesto a tolerar una obra de teatro que ensalzara a un delincuente y pusiera en tela de juicio la probidad de los funcionarios estatales. Dos meses después, Brecht debe huir de Alemania. Un mes más tarde Weill y Lotte se radican en París. Pero ya era tarde para impedir que la obra se difundiera, había sido traducida a 18 idiomas y los libretos circulaban ya por toda Europa. Nada mal considerando que faltaban unas cuantas décadas para la aparición de Internet.

      El final de la obra consiste en un tema musical llamado originalmente Moritat de Mackie Messer y en la versión alemana era cantado por Lotte con acompañamiento de órgano callejero y un redoblante. El audio de la versión está por aquí debajo. Pero claro, la obra llegó a los Estados Unidos. Y no en cualquier momento de los Estados Unidos sino al país reciente ganador de la Segunda Guerra. Boom financiero, boom de nacimientos. Todo era a lo grande, los automóviles, los edificios, las películas y obviamente las obras de teatro. Y allá fueron. Nuestro protagonista modifica un poco apenas el nombre y en lugar de Mackie, queda solo como Mack. Como Messer en alemán significa cuchillo, nuestro buen ladrón es bautizado en el gran país del norte como Mack the Knife.

      El primero que la graba es el genial Louis Armstrong quien ya le imparte unos inconfundibles arreglos de jazz. También hay versiones de músicos tan disimiles como Sting, Robbie Williams o Ella Fitzgerald. Pero es Frank Sinatra quien la hace estallar cantándola frente a una Big Band. La versión en vivo que está por ahí debajo, a continuación de la de Lotte es, a gusto de los miembros del Blog, la mejor que se ha hecho a la fecha. Cuesta mucha concentración no terminar moviendo el pie al compás de los brillantes bronces de la banda.




      Hasta ahora, nada demasiado novedoso. Pero a quien se le ocurrió hacerla en castellano decidió cambiar el ritmo y la música por completo. Y la letra, ya que estamos. Rubén Blades incluye en su álbum "Siembra" de 1978 el tema "Pedro Navaja", una sabrosa salsa caribeña que tiene como protagonista a nuestro Mack the Knife.




      Y no solo eso. La historia de Macheath fue también cantada en portugués. Y otra vez conservó el argumento más no la música ni la letra o su traducción. Chico Buarque graba "A Volta do Malandro" tema que se incluye en la película homónima. Para no ser menos hemos incluido el video de su versión por aquí debajo.




Para ir terminando, algunas curiosidades que aún guarda la historia de Macheat.

      El nombre original en alemán, como anticipamos, es impronunciable: "Die Dreigroschenoper". Drei es tres, Oper es ópera y groschen es una pequeña moneda de plata de bajo valor. Por eso, en su viaje por el mundo, la obra se llamó: La ópera de los tres....peniques, centavos, cuartos, pesetas y toda aquella moneda que significara lo más bajo en la escala monetaria allí en el país en que se representara.





      La versión de Frank Sinatra contiene una frase que luego se haría famosa a través de una película que no relata la vida de Mack the Knife (aunque si habla de delincuentes mafiosos). Sobre el final de la misma, nuestro amigo Frank (seriamente sospechado de pertenecer a la Mafia en la vida real) dice:  (2:58 min del video) It´s an offer you can never refuse. Es decir: Es una oferta que no podrás rechazar...frase que se ha inmortalizado a través de la película El Padrino.



      ¿Habrá algun dato que vincule a Macheath, Mack the Knife, Pedro Navaja o cualquiera de sus presentaciones con Argentina? Por supuesto que lo hay. En 2004 se presentó en el Teatro Presidente Alvear de la Ciudad de Buenos Aires la versión de la Opera de los Tres Centavos con Diego Peretti como Mack The Knife. La obra en este caso incluía ritmos nativos y no tanto como chacareras y cumbias, otra vez recreada pero sin respetar el original de 1928. Anteriormente en 1988 el simpático cuchillero había sido interpretado por Victor Laplace y Susana Rinaldi en los papeles principales y en una versión más formal y apegada al libreto original de Brecht.



Mientras nos vamos silbando bajito, con las manos en los bolsillos de nuestros gabanes, les dejamos las versiones prometidas, para que comparen y por supuesto disfruten.

Para dirimir la cuestión del segundo párrafo, la canción más versionada de la historia según el Libro Guiness de los records es Yesterday.

Que anden bien

Moritat Von Macheath Messer cantado por Lotte Lenya en alemán

https://www.youtube.com/watch?v=aPG9GcykPIY

Mack the Knife por Louis Armstrong

https://www.youtube.com/watch?v=S-lHrDPjGfQ

Mack the Knife versión Frank Sinatra (la mejor a decir de nuestros catedráticos)

https://www.youtube.com/watch?v=IW0RgtRLd1k

Pedro Navaja. El Macheath Messer latino

https://www.youtube.com/watch?v=hgai9QXubE4

Y la versión de Chico Buarque para terminar

https://www.youtube.com/watch?v=ffELKFXVBt8









domingo, 12 de julio de 2015

Una lluvia te arruina un día de campo. Pero a Marco Aurelio le salvó la vida

      Los grandes ventanales del Salón de Roble de la sede central del blog no dan directamente a la calle, cuyas imágenes son toscas y poco inspiradoras, sino a los jardines internos cuyo diseño ha sido pensado para el solaz de las mentes y los espíritus. Puede uno ver todas las mañanas a varios de los catedráticos del blog dejando perder su vista a través de los prístinos cristales a caballo de sus profundos pensamientos. Aún cuando llueve el espectáculo es bellísimo dado que el parque central posee un estanque donde aves acuáticas exóticas retozan y se amparan de la eventual lluvia debajo de las magnolias, castaños de indias, adelfas y grevilleas. Sin embargo la lluvia de esa mañana en particular era todo menos bella. Se desató una furiosa tormenta con rayos, relámpagos, truenos y muchísima caída de agua que llamaba más a la preocupación que a la reflexión. 

      Crisol de razas como lo es el staff del blog, muchos de los catedráticos reunidos en el salón viendo las lluvias recordaban severas inundaciones en sus países de origen. Un astrónomo chino recordaba casi con lágrimas en los ojos los desbordes del Rio Amarillo durante su infancia a causa de las intensas lluvias. Opinaba en cambio nuestro especialista indonesio en Derecho Comparado, que habían sido notablemente más graves los desbordes del Río Citarum, en su país natal que cualquier otra inundación provocada por lluvias. El físico brasileño que honra con su presencia los claustros del Blog desestimaba por insuficiente cualquier comparación de cualquier otra inundación que no fuera la Prororoca. Una gigantesca ola que corre durante kilómetros por el Río Amazonas y que a decir del estudioso carioca era "la mas grande del mundo". Los ánimos comenzaban a caldearse y en apariencia podría llegar a las vías del hecho, como está ocurriendo con alarmante frecuencia, cuando terció un historiador canadiense a aclarar que no siempre las tormentas copiosas son perjudiciales y que quien tuviera dudas escuchara la historia que comenzaría en breve a contar. Por lo tanto, háganse un te, tomen asiento en algún lugar cómodo que ya comienza la historia de la Batalla de la Fortaleza de Musov y el llamado Milagro de la Lluvia.

      Recién hacía 150 años que habíamos estrenado la Era Cristiana aunque, de momento, ningún protagonista lo había notado. Por esa manía que el hombre siempre ha tenido de pretender las posesiones ajenas o quizá por frío, varias tribus y pueblos escandinavos comenzaron a moverse hacia el sur de Europa. De manera obvia, aquellos pueblos que eran desplazados hacia el sur por los invasores del norte, se convertían a su vez en invasores de otros pueblos que vivían más al sur que ellos. Aún no se había inventado, pero si así hubiera sido, algún cronista de la época hubiera hablado de un "efecto dominó".El último de los pueblos en movilizarse, el más al sur de los empujados de prepo, fueron los germanos y se llevaron la peor parte. Su sur estaba dominado por el poderoso imperio romano. Es decir, si los germanos querían escapar al asedio desde el norte, debían vérselas con Marco Aurelio y su gente.

Marco Aurelio
      Tanto los historiadores como la gente de su época cree recordar que don Marco Aurelio ha sido un buen emperador. Ha dejado algunas obras escritas conocidas como Meditaciones. Dictó normas que beneficiaban a los más vulnerables de la población: esclavos, huérfanos y viudas. Modificó parte del derecho civil de modo que hubiera diferencias de tratamiento entre la gente honesta y la que no lo era. Relajó la severidad de tato para con los cristianos y puede decirse que durante su período no hubo mayores persecuciones para con los miembros de esa novedosa secta. Dos conflictos militares ocuparon el reinado de Marco Aurelio en el ámbito bélico: el citado en el norte contra los germánicos y uno bastante fuerte en el este contra el imperio parto.


Catafracto Parto
      Los Partos (no aquellos que tienen como consecuencia el nacimiento de un hijo sino los oriundos de Partia) ocupaban parte del Asia Menor, la zona de Mesopotamia, es decir las actuales Irak, Irán y área de influencia. Como todo imperio también los partos tuvieron vocación expansionista y durante casi dos siglos disputaron con el imperio romano el este del Mediterráneo, la puerta entre Europa y Asia. Es conocido (y si no lo sabían se los comentamos en este acto) lo temible que era el accionar militar de ejército imperial romano. Pero los Partos no se quedaban atrás. Sus formaciones tenían dos elementos letales. Sus arqueros, capaces de disparar y hacer blanco aún batiéndose en retirada y su catafracto. Se preguntará usted ¿Que demonios es un cataftacto? Y estará en todo su derecho dado que es altamente probable que uno haya escuchado (o leído) esta palabra por primera vez en su vida. Cata, en griego significa todo y fracto quiere decir cerrado. Obviamente que los partos no se metían dentro de un armario ante la presencia del enemigo sino que el citado catafracto es uno de sus cuerpos de caballería. Tanto el jinete como el caballo iban acorazados y en formación tan perfectamente cerrada que eran inexpugnables. A cambio de eso eran lentos y los corceles se cansaban mucho más rápido que los convencionales, pero una vez que se fijaban un objetivo era muy difícil repeler su ataque.

    La cercana Armenia (cercana a la zona) carece momentáneamente de heredero al trono y hacia allí se lanzan los partos con la intención de conquistarla militarmente en principio y colocar un gobernante afín a sus intereses luego. Los Romanos pretenden impedirlo y se arma una bonita trifulca. Marco Aurelio destina una gran cantidad de fuerzas a la guerra con los partos y el escenario de las batallas es el actual territorio de Turquía.

Cuenca del Danubio
     El frente del norte, en cambio tiene como territorio de enfrentamiento las actuales Hungría, Polonia y República Checa y Eslovaquia. Corría el año 172 después de Cristo y la situación no termina de favorecer de manera categórica a ninguno de los dos ejércitos. De hecho recién pasados 7 años del inicio de las hostilidades los romanos logran cruzar el Danubio y empujar más allá a los germánicos. Pero inmediatamente después sufren una importante derrota que incluye la vida de dos de sus mejores generales. Marco Aurelio se cansa entonces y manda a buscar refuerzos, y del único lugar que los puede conseguir es del frente oriental, aquel que estaba peleando simultáneamente con los partos. Era arriesgado pero al fin y al cabo Marco Aurelio para algo era Emperador. En poco tiempo las fuerzas romanas que batallarían contra los bárbaros del norte se verían reforzadas por curtidos veteranos del este. Pero llegaron trayendo consigo una desagradable sorpresa.

Galeno
El nombre de Galeno se usa hoy como una forma de llamar a los médicos en general, pero sepan que Galeno de Pérgamo fue un médico griego real contemporáneo a los acontecimientos que estamos relatando. Galeno fue el primero en describir una enfermedad que recibió el nombre de Peste Antonina o Plaga de Galeno. Hoy se sospecha que se trató de un brote de viruela o sarampión pero lo que es seguro es que llegó a Roma y al frente del Danubio de la mano de los soldados que volvían de oriente. Por lo que los supuestos refuerzos no sólo no fueron beneficiosos sino que fueron directamente perjudiciales. Debido a las muertes por culpa de la plaga eran menos que antes. Avanzan de todos modos hacia el río Morava, bordeándolo hacia el norte hasta encontrar su confluencia con el Thaya. Allí en una localidad llamada Musov pretenden hacerse fuertes y construyen una fortaleza para reagruparse. Los germanos los emboscan y sitian. Utilizando las tácticas de combate de su enemigo, los bárbaros cortan las líneas de abastecimiento romanas y someten a la sed y al agotamiento a las legiones romanas. Mientras tanto preparan el asedio final a la fortaleza. Cansados, sin fuerzas, con calor, sin víveres y con enfermos entre los suyos la victoria estaría sin dudas en manos de los germanos.

     A la espera del ataque final los romanos celebran sacrificios a sus dioses clamando por ayuda. Unos cuantos soldados imperiales adscribían a esa nueva religión que comenzaba a imponerse dentro del imperio. Los cristianos hacen lo propio e invocan ayuda celeste. El ataque bárbaro comienza al tiempo que el cielo oscurece. Al parecer la batalla final se desarrollaría con lluvia. Los germánicos rodean el campamento fortificado de los romanos con máquinas de guerra. La lluvia se convierte en tormenta. Los romanos repelen los primeros ataques como pueden, en principio ligeramente aliviados del calor y la sed por la copiosa caída de agua.

     Una torre de asedio germánica se acerca a la muralla para comenzar el combate cuerpo a cuerpo. Súbitamente un rayo cae sobre la torre haciéndola tomar fuego. El chasquido de la descarga eléctrica es ensordecedor. Los hombres que la ocupaban caen fulminados al suelo. Vuelan astillas y trozos de madera encendidos. Los romanos creen que sus plegarias han sido escuchadas (tanto los cristianos como los paganos) al tiempo que los bárbaros interpretan la caída del rayo o bien como una muestra de poder de los dioses del enemigo o bien como un síntoma de abandono por parte de sus propias deidades. A la vez que las legiones romanas cobran valor, las germánicas son presa del miedo y comienzan a retirarse. Los papeles se invierten completamente y ahora los romanos persiguen a sus enemigos hacia el norte sin encontrar resistencia. La mayormente habitual caída de granizo durante las tormentas de verano es interpretada por los germánicos como un castigo del cielo por vaya uno a saber que falta y continúan huyendo hacia el norte.

     Finalmente el ejército romano les da alcance y los bárbaros ofrecen la firma de un tratado de paz. Las condiciones son penosas para los germánicos quienes pierden casi todo su ganado y sus caballos y entregan 13.000 hombres en calidad de esclavos que Marco Aurelio despacha hacia Roma mitad como garantía del cumplimiento del tratado, mitad para recuperar la población perdida por la citada Peste Antonina.

Debido a su éxito frente a los germanos el Senado concedió a Marco Aurelio el título de Germanicus que quien sabe lo que significaría. La guerra como tal duró hasta el año 180 y la paz relativa se extendió durante más de 70 años hasta que los germánicos volvieron a la carga. Pero eso será parte de otra historia

Que anden bien.


  

domingo, 5 de julio de 2015

Pee drops falling on my head...la cápsula no tiene baño

      En parte por estar convencidos de que la verdadera sabiduría llega con los años y en parte porque para ser admitido como miembro es necesario acreditar una sólida trayectoria, la mayoría de los Directores de los diversos departamentos de Bombilla Tapada (52 incluyendo a los administrativos) peinan canas. En realidad solo lo hacen 40 de ellos ya que 4 se tiñen los cabellos de ominoso color caoba oscuro y 8 carecen por completo de pelo que peinar. 






      La sana costumbre de celebrar opíparos ágapes toda vez que una mínima situación lo amerite, sumado a la notoria longevidad de varios miembros provocan a menudo algunas situaciones algo embarazosas. Digamos que algún exceso etílico en combinación con vejigas víctimas de un notable deterioro provocan que, con alguna molesta frecuencia, las Hermanas que se encargan del servicio doméstico y el aseo deban eliminar del modo más discreto posible las huellas del desastre. Con el resto de conciencia que le quedaba al Director de cierto departamento que por pudor ajeno no mencionaremos, se lamentaba de su oprobiosa situación mientras escurría sus pantalones y ejecutaba un extraño remedo de danza agitando solo un pie. Lo bueno es que probablemente a la mañana siguiente ni él ni buena parte de los presentes recordaría el tema. Sin embargo un cartógrafo belga hizo un intento de consolar al accidentado mencionando un caso de orina inoportuna que es el que relataremos en la presente nota. Viajaremos Al infinito y más allá....bueno no tanto. Ciento y pico de kilómetros hacia arriba, no más.

Sputnik I
      Al fin de la Segunda Guerra Mundial el mundo queda claramente dividido en dos. Estados Unidos y sus aliados y los Rusos y sus aliados. El restante grupo de países finge independencia pero coquetea con una u otra posición de manera basculante. Ambos bloques actúan, lo más espectacularmente posible, su superioridad ante el otro. Los éxitos deportivos, económicos o científicos se exhiben como garantía de que la elección de tal o cual sistema fue la correcta. La Alemania nazi había avanzado bastante sobre la construcción de cohetes y de hecho había sido capaz de lanzar "bombas volantes" sobre Inglaterra despegando desde suelo alemán. Tanto norteamericanos como rusos corren hacia la derrotada Alemania para hacerse de sus científicos expertos en cohetería. El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética anuncia que por primera vez en la historia un objeto construido por el hombre ha logrado salir del planeta y está orbitando al rededor de él. Se trata del Sputnik I, una pelota de 83 kilos de metal. Para los rusos, un éxito. Para los norteamericanos una patada en las encías. Para peor, tras un par de fracasos recién al año siguiente los yankees logran poner su primer aparato en órbita, el Explorer I de tan solo 14 kilos.

      Los norteamericanos debían dar un golpe de efecto y hacer algo al respecto primero que los rusos para poder aparentar la supuesta supremacía de la ciencia capitalista y occidental. Y ese golpe tenía que ser, sin dudas, poner un hombre en órbita. Sin embargo había no pocos problemas por solucionar de los que tres eran los más importantes. El primero de ellos, alcanzar la velocidad de escape de la Tierra. La gravedad se empeña en retenernos sobre la superficie del planeta y para poder escapar de ella hay que hacer fuerza y mucha. Si un objeto ha de tener la pretensión de orbitar el planeta deberá alcanzar la impresionante velocidad de 11 kilómetros por segundo. La pregunta ahora es ¿Resistirá un cuerpo humano semejante aceleración? La segunda cuestión a resolver es: ¿Cómo hacer sobrevivir al tipo en unas condiciones tan extremas como las del espacio? Las películas de ciencia ficción nos han llevado a creer que semejante cosa es una tontería, pero sin aire, sin presión, con unos brutales cambios de temperatura (del frío extremo a la sombra al calor abrasante expuesto al sol) cualquier error podría ser fatal. Y por último el grave inconveniente de volver. Para escapar de la atracción terrestre hay que subir unos 100 kilómetros y luego sería conveniente volver a la superficie. La cuestión es que desde semejante distancia, una caída libre desarrolla una enorme velocidad y en esas condiciones, la fricción de cualquier objeto contra la atmósfera lo hace alcanzar algunos miles de grados de temperatura. Las "estrellas fugaces" son meteoritos, pedazos de piedras que se incendian y funden a causa de esa fricción.

Cápsula Mercury
     Para probar todas estas variables la incipiente NASA desarrolló, mezclando y mejorando componentes de misiles de la Armada y el Ejército el Little Joe, un cohete que tendría como objetivo probar las capsulas Mercury. La misión del conjunto consistía en llevar un hombre al espacio y traerlo de nuevo en una sola pieza, de ser posible. Y si volviera vivo, mejor aún. La Mercury era básicamente un cono de unos 2,9 metros de alto por 1,9 de base. El lugar disponible para el astronauta era poco más que el asiento y el volumen de su cuerpo. Hubo algunos ensayos previos que testearon las condiciones vitales dentro de la nave tripulada por monos. En todos los casos los micos volvieron sanos, salvos y asustadísimos.

Yuri Gagarin
      En eso estaban los norteamericanos cuando, otra vez desde la Unión Soviética llegó la mala (para ellos) noticia, el 12 de abril de 1961, de que la nave Vostok 1 había logrado que el ruso Yuri Gagarin fuera recordado por la posteridad como el primer hombre en orbitar la Tierra. Otra dolorosa herida en el orgullo yankee. A pesar de que el nuevo cohete llamado Redstone no tenía capacidad para colocar a la Mercury en órbita se dispuso que el piloto militar Alan Shepard fuera el primer norteamericano en ver la Tierra desde afuera. Un vuelo de 180 kilómetros de altitud, 15 minutos de duración y 5 minutos de ingravidez. Pero suficiente como para que el aparato propagandístico norteamericano tuviera un éxito para exhibir.

Alan Shepard
      Menos de un mes después del vuelo ruso, Alan Bartlett Shepard ingresó al interior del Freedom 7 (el 7 detrás lo llevaron todas las cápsulas del proyecto Mercury independientemente de su número de orden. El nombre era elegido por el astronauta que la comandaría y el 7 hacía referencia a los 7 astronautas distintos elegidos para el proyecto completo) El asiento desde el que soportaría la brutal aceleración del ascenso y las peligrosas condiciones del descenso y frenado final estaba casi en posición horizontal en la base de la cápsula para minimizar los efectos negativos de ambas instancias. Fuertemente sujetado con cinturones al mismo y vestido con un traje enterizo de tela plateada, debajo del cual Shepard llevaba múltiples sensores pegados a la piel que registrarían su actividad cerebral y cardíaca. El traje se completaba con un casco que además de proteger la cabeza de cualquier golpe podía ser cerrado y recibir provisión de oxígeno de emergencia. A las 5 y 15 minutos de la mañana del 5 de mayo de 1961 Alan fue despedido por sus asistentes y dejado solo dentro la la cápsula mientras el cohete Redstone 3 se llenaba con el combustible necesario para el vuelo. Se suponía que 7:20 debería producirse el despegue, pero 7:05 la cuenta regresiva se detuvo porque había demasiadas nubes que impedirían la toma de fotos desde el aire. Una vez despejadas las nubes hubo que reiniciar una de las rudimentarias (pero avanzadas para la época) computadoras del centro de control. Para ese momento las demoras sumaban ya más de 2 horas. Pero habría más. El médico que controlaba los signos vitales de Shepard notó algo extraño. Su ritmo cardíaco se estaba elevando mucho para su estado sedentario.

- ¿Pasa algo Alan? Notamos que se ha elevado tu pulso y tu presión sanguínea. ¿Estas nervioso?
- No exactamente. Lo que ocurre es que ...ya no aguanto las ganas de orinar.

Cabina del Mercury
      Todo el equipo de control de tierra entró en estado de zozobra. Nadie había previsto semejante contingencia para un vuelo de 15 minutos. El traje de Shepard no tenía sonda urinaria ni pañal interno ni nada diseñado para una eventualidad semejante. Por otro lado tampoco sería razonable detener el lanzamiento una vez más y revertir todos los procedimientos a cero para que el astronauta pudiera salir de su asiento y exonerar su vejiga. La única opción parecía ser sugerirle a Shepard que se orinara encima. Alguien notó que todos los sensores que tenía conectados al cuerpo eran de carácter eléctrico y el líquido podría provocar algún tipo de cortocircuito. De todos modos no había opción. Se apagó todo el instrumental eléctrico que tenía adosado a su cuerpo y se le autorizó a liberar sus aguas menores dentro del traje.

      Recuerden ustedes que Alan Shepard estaba semi acostado boca arriba en el asiento de la Mercury, por lo que el líquido comenzó a correr por su espalda llegando incluso hasta el casco. Una vez culminado el trámite se volvieron a encender uno a uno los equipos biométricos del traje. Milagrosamente ninguno de ellos provocó un corto.

Sheppard Orinado
      Finalmente a las 9:34 de la mañana el Redstone Mercury despegó de la plataforma 5 de Cabo Cañaveral (Kennedy aún estaba vivo por lo que se conocía así al complejo espacial que hoy lleva el nombre del presidente asesinado) y tres minutos más tarde se convertía en el primer norteamericano en el espacio. Luego de 15 minutos y 22 segundos de vuelo la cápsula era izada sobre la cubierta del USS Lake Champlain y Alan Shepard egresaba de ella saludando a los presentes y a las cámaras.....todo meado encima.

      El resto de la historia de la carrera espacial entre rusos y norteamericanos es apasionante. Finalmente en 1969 EEUU logró primerear a URSS en algo llegando a poner un hombre en la Luna. Casualmente el Apollo 14 llevó a Shepard como tripulante y pudo ser uno de los pocos hombres que posaron sus pies durante 9 horas sobre nuestro satélite, y esta vez con los calzoncillos perfectamente secos.

Pero eso formará parte quizá de otra historia

Que anden bien