domingo, 26 de mayo de 2013

En casa de herrero.... mediums y hadas

     
      Hace muchos años, tantos que hasta el teatro era en blanco y negro, las clases primarias terminaban con el último día hábil del mes de noviembre. En ese entonces me tocaba a mi concurrir a esa clase de establecimientos. Normalmente mi cumpleaños, 5 de diciembre, se festejaba fuera de el año lectivo. Aunque algunos no lo crean por ese entonces, finales de los 70´, los teléfonos escaseaban. Los que habían logrado que se lo instale Entel (la empresa estatal que se encargaba de las telecomunicaciones, por llamarlo de algún modo) eran verdaderos privilegiados y los carteles de inmobiliaria y avisos clasificados destacaban la existencia de línea telefónica en una vivienda como quien hoy remarcaría la presencia de un jacuzzi o un playroom, un verdadero lujo. Por lo tanto, comunicar la fecha y hora de mi fiesta onomástica era una proeza. Si uno entregaba la tarjetita de invitación durante el período de clases, mis compañeros lo olvidaban y luego era extremadamente difícil ponerse en contacto con ellos, entre otras cosas porque mi propia casa carecía de teléfono.

      Allá por mi primera década de vida comencé a desarrollar el gusto por la lectura y nada me gustaba más que me regalaran en mi cumpleaños libros o dinero, que pasados unos días a la espera de algún pariente remolón que cobrara más allá del 10 de mes, se convertía en material de lectura. Lanús contaba con una bonita librería y papelería comercial llamada Rawson, que hasta tenía propaganda en fílmico en los cines del barrio. En medio de su salón de ventas un display giratorio de alambres blancos exhibía los libros de la colección Billiken. Desde allí pasaron a mi incipiente biblioteca los piratas de La Isla del Tesoro, los asombrados navegantes del Nautilus de 20.000 leguas de viaje submarino, los intrépidos aventureros del Cañón Club en su viaje De la Tierra a la Luna y muchos más. Casa de cocina comedor grande, de baldosas de granito verde, esperaba yo que mi vieja terminara de pasar el trapo y con el piso aún fresco a pesar de los primeros calores de los últimos días de la primavera, me sentaba en el suelo a enterarme como seguía la travesía de Phileas Fogg al rededor del planeta y ver si llegaría a dar La Vuelta al mundo en los 80 días apostados

     Pero una vez compré un ejemplar de un libro de la colección Billiken (por alguna razón no congeniaba con los amarillentos libros de la Robin Hood) que tenía por protagonista a un personaje que yo conocía por ese entonces sólo de oídas. Sus aventuras, a diferencia de la totalidad de las otras que ocurrían en selvas, superficies o profundidades marinas, desiertos y hasta en espacio exterior, transcurrían en ambientes totalmente urbanos. Virtualmente no utilizaba armas. Excepcionalmente al final de cada episodio escogía salir con su revólver encima para asegurarse de que el final de la aventura tuviera el cierre pretendido pero me cuesta recordar que en alguna de ellas lo hubiese disparado. Su mayor capital era su intelecto, su inteligencia, el formidable uso que él hacía del método hipotético deductivo. El nombre del libro era: "Las Aventuras de Sherlock Holmes"

     
      Nunca antes me había cruzado con un personaje así. La inteligencia que ponía en juego en la resolución de cada uno de sus cuentos me encandilaba. Era capaz de deducir elementos importantísimos de datos ridículamente simples. Con un sombrero determinaba que quien lo había perdido era una persona de unos 40 años, gordo, que estaba pasando problemas económicos y que su mujer (la del dueño del sombrero) ya no lo quería como antes. Y pasadas unas horas, venía el dueño del sombrero de efectivamente esa edad, excedido de peso, comentando de su mala suerte en los negocios y que, para peor, su mujer le estaba pidiendo el divorcio (¿Como hizo? Al final de la nota lo cuento). Y para mejor, don Holmes hacía lo que se le cantaba, que para un pibe de 10 años es el reflejo de lo que quisiera ser cuando grande. Vivía solo (al principio alquilaban juntos una pieza con el Dr. Watson en el 221B de Baker Street, Londres) medio como que odiaba o desdeñaba a las mujeres, tenía su cuarto en completo desorden de papeles, diarios y libros, dormía en el horario que le daba la gana y cuando tenía hambre, le pedía a la dueña de la pensión algo de comer. Todo un ídolo para un pre adolescente.

       Ahora bien. Uno espera y en la mayoría de los casos confirma, que un artista se parece a su obra. Una persona capaz de crear una delicada filigrana, en algún punto debe ser un tipo delicado. Generalmente uno no imagina a un violinista de orquesta sinfónica o un bailarín clásico eructando como vikingo después de haberse comido medio jabalí a mordiscones. Se juzga, con cierta razón que el autor de un poema o el escritor de una novela debería tener, cuanto menos, un lenguaje hablado tan florido como el escrito. Luego de haber leído algunas de las historias de Sherlock Holmes uno está tentado de imaginar que su autor Arthur Conan Doyle era una persona intelectualmente brillante y no solo eso, un racionalista in extremis. Pues fíjense que no.

     
      El amigo Doyle nació en Edimburgo en 1859. Según se cuenta, su padre Charles, se tomaba hasta la humedad de las paredes, así que el bueno de Arthur dependió de la buena predisposición de sus tíos para comenzar sus estudios. Las cosas se le enderezaron un poco y logró entrar a sus 18 a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo. Cuando cursaba medicina forense conoció al Dr. Joseph Bell y le pasó a él lo mismo que me pasó a mi cuando conocí a Sherlock. Quedo deslumbrado. El Dr. Bell era capaz de sacar conclusiones sobre las condiciones de vida, profesiones, situaciones familiares y demás con sólo inspeccionar a un cadáver. Como Conan Doyle ya venía escribiendo algunos relatos mientras estudiaba (de hecho antes de cumplir sus 20 ya publicaba en un diario de Edimburgo sus narraciones) adaptó las cualidades de Bell e inventó a su famoso detective. Se sabe que el Dr. Bell, ya siendo Sherlock famoso, exhibía cierto orgullo de ser el modelo que Conan Doyle había usado. Una vez recibido marchó hacia el África con intenciones de terminar su doctorado. Esa condición, la de haber vivido en las colonias británicas en África, es compartida con otro de sus personajes, fundamental en esta historia, tal como lo es el Dr. Watson, quien en la ficción conoce a Sherlock a su retorno desde el África y es quien nos relata las aventuras del detective. A pesar de vivir la mayoría de sus aventuras juntos, en ninguna novela ni cuento de Sherlock Holmes se pronuncia la frase: "Elemental, Watson"

      Sus historias están publicadas en 9 libros. Algunos son cuentos, aventuras relativamente cortas, y otros son novelas. Sin ningún tipo de dudas Arthur Conan Doyle (quien recibió el título de Sir en 1914) ha creado el arquetipo del detective, un monumento a la razón, el non plus ultra del método deductivo. Pero a título personal.....

   
      Uno de sus hijos, de nombre Kingsley murió de neumonía al volver de la I Guerra Mundial. Lo que no pudieron las balas lo logró un neumococo. La desesperación del Dr. Conan Doyle por haber perdido un hijo  (justificada por cierto) lo llevó a acercarse a la doctrina espiritista de Allan Kardec. Llegó a ser presidente de la Sociedad Espiritista Británica y hasta escribió algún libro al respecto. Contemporáneo del mago e ilusionista Harry Houdini sostuvo con el enconadas polémicas dado que el norteamericano tenía por costumbre desenmascarar falsos mediums (todos, virtualmente) y sostenía que Conan Doyle se dejaba embaucar con llamativa facilidad. Justo él, el adalid del razonamiento.

      Si su adscripción al espiritismo podría llegar a tener la atendible excusa de la pérdida de un hijo, lo que le vamos a contar a continuación no cuenta con ningún tipo de aliciente. En 1917, dos niñas de 10 y 17 años  llamadas Elsie Wright y Frances Griffiths aparecieron con 5 fotos donde podía vérselas en compañía de.....hadas. A pesar de que las chicas contaban la historia de las fotos contradiciéndose continuamente, a pesar de que resultó imposible ver las mencionadas hadas de otro modo que no fuera en las fotografías. A pesar de que las mismas hadas se parecían mucho a las ilustraciones aparecidas en una revista hacía poco tiempo, Sir Arthur Conan Doyle suscribió fervorosamente a la existencia de tales entidades. El fenómeno (mejor aún, el fraude) recibió el nombre de las Hadas de Cottingley y para hacerla sencilla en 1981 las niñas (ya viejas) reconocieron que todo era una farsa como todos los seres racionales sospechaban, excepción hecha de Arthur Conan Doyle.

      El tipo que había creado al personaje que mejor había hecho uso de la razón en toda la historia de la literatura, era irracionalmente arrastrado a la burla del resto de la prensa y engañado cándidamente por dos niñas de corta edad. Conan Doyle murió a los 71 años el 7 de julio de 1930 creyendo aún que las hadas fotografiadas eran reales. Me cuesta imaginar a otro artista tan alejado del espíritu de su obra

Espero que los haya entretenido la historia, buenas tardes.


(Lo prometido es deuda: Sherlock encuentra un sombrero y examinándolo le presenta esas deducciones, las del 4º párrafo a Watson. Dice que tiene unos 40 años puesto que dentro del sombrero hay pelos de su dueño. Algunos canos y otros negros. Si fueran todos negros sería más joven. Si en cambio fueran todos blancos sería más viejo. Por la proporción entre canas y pelos negros llega a concluir unos 40 años aproximados. La cinta interna del sombrero está marcada de sudor, como es invierno y no hace calor, Holmes deduce que el dueño debe transpirar de puro gordo. Para ese entonces Londres contaba con iluminación por faroles a gas, aún no había aparecido la luz eléctrica. Al ver en el sombrero manchas de vela, Sherlock concluye que la situación económica del dueño no le permite costear la instalación del nuevo sistema de iluminación. Por último el sombrero tiene una correa cosida por debajo para ajustarlo al mentón en los días de viento pero a su vez luce una ligera capa de polvo. De allí Sherlock colige que en su momento la esposa del dueño del sombrero le cosió la cinta afectuosamente pero que en la actualidad no se tomaba el trabajo de cepillárselo intuyendo que le había perdido el cariño)


         


domingo, 19 de mayo de 2013

El ex General Jorge Rafael Videla, ha muerto

Ha muerto el Ex General Jorge Rafael Videla. Su deceso se produjo a las 08:25 del día 17 de mayo de 2013 en su celda del Penal de Marcos Paz donde cumplía su pena de Reclusión Perpetua por delitos de Lesa Humanidad.

     
Afortunadamente, a cualquier lector menor de 30 años solo le queda imaginar hasta donde llegaban los tentáculos del gobierno de este ser humano (por llamarlo de algún modo) que acaba de fallecer. Intentaré entonces darles una mano para que siquiera comiencen a sospechar de que se trataba la cosa sin hacer mención, en la medida de lo posible, a nada que tenga que ver con los delitos por los cuales acabó con sus días merecidamente tras las rejas.  



Ha muerto el Ex General Jorge Rafael Videla. El hecho ocurrió a la prolongada y longeva edad de 87 años cuando la naturaleza y la biología así lo determinaron sin que haya sufrido apremios ilegales de ningún tipo. En una celda/habitación confortable y limpia tal como indica el artículo 18 de nuestra Constitución Nacional.

       Cualquiera de nosotros está en condiciones hoy de concurrir a cualquier kiosco de diarios o librería y comprar el libro, diario o revista que se nos antoje. Afortunadamente este comportamiento hoy no llama la atención de nadie. Sin embargo durante el período 76-83 en nuestro país las publicaciones sufrían de censura previa. Y no solo eso. Si alguien era encontrado con algún ejemplar de alguna publicación que había sido prohibida, se convertía en un delincuente con las consecuencias que podrán imaginar. Por supuesto que toda la literatura política estaba prohibida (desde El Capital de Marx para abajo) pero también cayeron en la volteada cientos de libros de literatura de cualquier género.

     
Desde la novela "Gracias por el fuego" de Mario Benedetti pasando por "La tía Julia y el escribidor" de Mario Vargas Llosa (un amor tangencialmente incestuoso pudiera ser la causa visible, pero la presencia de un personaje que odia abiertamente a los argentinos en la novela debería ser demasiado para los celosos ojos castrenses). Que estaba prohibido exhibir, vender y aún leer "Las venas abiertas de América Latina" de Eduardo Galeano, casi se cae de maduro. Tampoco era posible encontrar en nuestras librerías ejemplares con los poemas de Pablo Neruda (declarado comunista, autor de la subversiva "Oda al Caldillo de Congrio"). El derecho de huelga estuvo, digamos, un poco suspendido por esos años. Por lo tanto que se hubiese declarado un cese de actividades en un circo era realmente inquietante. Aunque ocurriera en un cuento. Aunque el cabecilla huelguista de llamara Víctor y fuera un elefante. Esa fue la razón por la que durante esos años estuvo prohibido el libro infantil  "Un Elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Bornemann. Afortunadamente se conserva el texto del decreto que lo prohibía (3155/77) que en sus fundamentos dice: " Se encuentran cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo".

     
El autoritarismo es un primo carnal de la estupidez. Queda este hecho cabalmente demostrado con la prohibición de cierto libro técnico. El funcionamiento de la batería de un automóvil o el de una pila puede esquematizarse mediante el uso de un dispositivo en el cual se ven los electrodos, se comprueba el paso de la corriente y se puede escoger el mejor vehículo para que los iones viajen de un polo a otro. Este aparato se llama "Cuba electrolítica". Un libro llamado así: "La Cuba Electrolítica" fue sacado de circulación debido a la manifiesta mención del enclave comunista de la isla del caribe. Electrolítica o no, Cuba no podía ser mencionada de ningún modo.

Ha muerto el ex General Jorge Rafael Videla. Cumplidos los trámites de rigor sus familiares dispondrán de sus restos para velarlo, enterrarlo, cremarlo, embalsamarlo, repartirlo entre sus deudos o momificarlo. Beneficio con el que no contaron ninguno de los familiares de sus víctimas.

      En 1973, por primera vez una película argentina llega a competir por el Oscar. Se trataba de "La Tregua". Luego de eso hubo que esperar hasta 1985 para que otra, "La Historia Oficial" no solo fuera nominada sino que lo ganara por primera vez. ¿Que pasó en el medio? Adivinaron. Jorgito y sus amigotes.

     
Durante la noche del gobierno militar se prohibieron más de 200 películas extranjeras. Las nacionales no hacía falta prohibirlas, si te pescaban filmando sin permiso, fuiste. Así no fue posible ver, sólo a modo de ejemplo, ni "Missing", ni "La Jaula de las Locas",ni "Norma Rae", ni "Feos, Sucios y Malos", ni "Solos en la Madrugada". En cambio, si pudimos disfrutar de "Dos locos en el Aire", "Comandos azules en Acción", todas las de "Los Superagentes", la impresentable "La Fiesta de Todos" que celebra en formato cine la obtención del Campeonato Mundial de Fútbol del 78. Extrañamente (les estoy guiñando un ojo, por si no lo notaron) toda la filmografía de Ramón "Palito" Ortega como director de desarrolla durante esa época. Nunca antes del 76 había dirigido y afortunadamente nunca después del 83 ha reincidido.

Ha muerto el ex General Jorge Rafael Videla. Con justo derecho, sus nietos e hijos, sabrán en que solar y bajo que placa depositar una flor en su memoria. Miles de hijos y cientos de nietos de sus víctimas nunca tendrán la oportunidad de hacer nada parecido.

     

En lo económico, el ministro designado por el gobierno del Dictador recientemente fenecido fue José Alfredo Martinez de Hoz. Lo primero que hizo este buen hombre fue congelar los salarios. De paritarias o cosa por el estilo, ni hablar dado que, ya que estaban, habían intervenido la CGT y toda actividad sindical estaba prohibida. Entre 1976 y 1980 el salario real de los trabajadores cayó un 40%. Llovía la guita desde el exterior en forma de créditos. El Fondo Monetario Internacional casi que nos regalaba la guita. Las empresas (las mismas empresas de hoy) tomaban crédito en el exterior a tasas muy bajas. ¿Invertían acaso en maquinarias o mejoramientos de infraestructura nacional? No m´hijito, de ninguna manera. Debido a la altísima inflación (solo en 1978 fue del 160%) los bancos locales pagaban una suculenta tasa de interés (de al rededor del 135% anual). La mecánica era fácil: Yo, en nombre de Sandunga S.A. tomo crédito en un banco del exterior a una tasa razonable. Deposito ese dinero en un banco local a una tasa exorbitante. Cobro los intereses del banco de acá, pago el crédito del banco de allá y me quedo con la diferencia. ¿Que fabricaba Sandunga S.A.? Nada obviamente. Este mecanismo se dio en llamar "Bicicleta Financiera"

      Si no le doy de comer a la vaca, en poco tiempo no voy a poder seguir ordeñándola. Y eso ocurrió en 1980. En ese año 37 bancos se fueron al demonio. Para poder "arreglar" un poco el desastre no tuvieron mejor idea que, en un solo mes, devaluar nuestra moneda un 35% con respecto al dólar con la consecuente caida del salario real del trabajador.


     
     
Se le quitaron las retenciones al agro (con los consabidos aplausos de la Sociedad Rural, que nunca dudo en manifestar su entusiasmo ante cada uno de los gobernantes que vistieron uniforme, pero que se hicieron los quisquillosos cuando el presidente vestía traje) y abrieron la importación sin ningún tipo de restricción. ¿Acaso las fábricas de topoletas aprovecharon para comprar una entopoletadora más rápida y eficiente? De ninguna manera m´hijito. Directamente importamos topoletas taiwanesas que valen la mitad y despedimos a todos los operarios de la linea de entopolización. ¿Imaginaron las consecuencias? Solamente la quiebra del grupo Sasetru (originalmente dedicada a la fabricación de comestibles) como consecuencia de una deuda de mas de 1.200 millones de dólares arrastró a otras 140 empresas más a su desaparición. Y con ella a la desocupación de miles de operarios. ¿Manifestaciones populares de descontento? ¿Cortes de ruta? ¿Cacerolazos? Ni pensarlo. El palito de abollar ideologías (gracias Quino) funcionaba en su mejor momento.


      No quiero dejar de mencionar, a pesar de no haber sido funcionario directamente de su gobierno sino de una etapa posterior del llamado Proceso de Reorganización Nacional a nuestro bien conocido Domingo Cavallo. Como titular del Banco Central dispuso la estatización de la deuda privada. Es decir, las empresas se habían metido en la bicicleta financiera hasta la pera, tenían endeudados hasta los calzones y ¿adivinen quien terminó pagando los costos del fraude? El Estado Nacional, o sea nosotros.

      ¿Hubiese sido posible llevar adelante tantos años de saqueo y maniobras fraudulentas sin una conducción política como la del recientemente occiso? ¿El comportamiento sangriento, criminal y brutal de las fuerzas de "Seguridad" de ese entonces respondía sólo a convicciones ideológicas? ¿Para poder hacer semejante estafa a los bienes del estado y bolsillos de los habitantes era indispensable sembrar el terror y la muerte? ¿Los tipos de traje, ocultos detrás de los tipos de uniforme, no son siempre los mismos antes que ahora, con más canas y más arrugas? 

Ha muerto el ex General Jorge Rafael Videla. No ha pasado por su cuerpo ninguna descarga de corriente eléctrica, nadie lo ha violado ni robado a sus nietos. Murió en su celda y no cayendo desde un avión sobrevolando el Río de la Plata.

     
 Finalmente, hoy, Internet mediante (Ares mediante) se puede bajar, copiar y escuchar el tema musical que se les cante el occipucio. 30 años atrás debía uno manejarse con más cuidado. Recién aparecía el cassette, medio por el cual podía uno gestionarse la grabación de la música que uno quisiera, siempre y cuando contara con un original desde el cual copiar. Éste original era invariablemente un disco. Grandes como una tapa de tarta, traían como mucho 12 temas. Con cierta habilidad, y un par de cables uno podía convertirse en su propio DJ. Pero, estos muchachos, caprichosos, también se habían metido con la música. Por ejemplo, las disquerías no vendían obras de Mercedes Sosa ni de Victor Heredia. Tampoco podían conseguirse los temas Cocaine de Clapton, Viernes 3 AM de Serú Girán (por apología del suicidio. Personalmente lo he escuchado cientos de veces y hasta el momento han fracasado en su supuesta incitación, como pueden comprobar). Cierto tema del insospechado Charles Aznavour de nombre "Camarada" (¿Comunista?) también figuraba en las listas de temas prohibidos, no solo en cuanto a su venta sino también con respecto a su difusión en radios. ¿"The Wall" de Pink Floyd? Ni hablar. También prohibido.

     
Aún recuerdo cuando cerca del 83 me llegó por parte de un amigo un cassette con ciertos temas pésimamente grabados. Eran de Piero y de Pedro y Pablo, todos prohibidos. Uno de ellos era "Para el pueblo lo que es del pueblo" del primero y el otro "Marcha de la bronca" de los segundos. Los escuchaba bajito, en un Ranser monoaural con una mezcla de admiración y miedo. Miedo que afortunadamente no deberán nunca sentir todos aquellos lectores que hace 30 años disfrutan de una democracia que costó tanto esfuerzo y sufrimiento conseguir

Ha muerto el ex General Jorge Rafael Videla. Su deceso ocurrió en prisión. Fue condenado a reclusión perpetua en un juicio que contó con abogados defensores, fiscales, jueces, testigos y peritos. Condiciones de las que no gozaron ninguna de sus victimas ya sean tanto culpables como inocentes. Una demostración de que la democracia no buscó contra él venganza sino justicia.

Nunca más.
Buenas tardes